Pensamiento Crítico y Creativo: El valor de la argumentación dialógica
25 de octubre 2018
Fanny Carrasco Monsalve.
Coordinadora central de Lenguaje y Comunicación
Magister en Evaluación Psicopedagógica
Doctoranda en Educación
Imaginemos que en la Toscana del siglo XVI ofrecen a Galileo Galilei -en los inicios de su viaje científico por conocer el Cosmos-, un objeto similar a un tubo provisto de potentes lentes: una supuesta herramienta tecnológica muy adelantada a su época, para hipotéticamente potenciar y ampliar su mirada. Él lo utiliza con una racionalidad acrítica y, simplemente, acepta las imágenes que se despliegan ante sí como un reflejo del Universo (como una información que está dada y que no requiere mayor análisis ni tamiz del pensamiento). Pero, ¿qué pasaría si este objeto en realidad no fuera un telescopio, sino un microscopio? o ¿ un astrolabio o un kamal?; y las realidades analizadas fueran múltiples y adquirieran sentido en su interrelación. Tal vez surgiera una nueva dimensión de la realidad, una dimensión más profunda y llena de implicancias creativas y de nuevas relaciones, más maravillosa y divergente. Pero estos instrumentos por sí solos no le ayudarían a hacerse una idea, ni siquiera aproximada, de cuál es la estructura o la composición del Universo, ni mucho menos crear nuevas teorías y conocimiento. Hace falta algo más, una facultad del pensamiento que trabaje con las nuevas formas de percibir la realidad, que cuestione permanentemente la información, que potencie a la mente como una herramienta de percepción, análisis y evaluación, que la haga capaz de transformarse y potenciarse a sí misma, que lidera sus propios procesos creativos. La historia nos dio la respuesta, sin duda alguna Galileo poseía una facultad de criticidad y divergencia. Es en este contexto en donde surge la reflexión inicial del presente artículo, ¿qué es el pensamiento crítico?, ¿se puede enseñar a pensar críticamente o es sólo un privilegio connatural de algunos? He aquí uno de los elementos que se constituyen en una responsabilidad ética de la educación actual.
Pedagogía instrumental/ versus Pedagogía Socrática
Racionalidad instrumental y Racionalidad comunicativa
El pensamiento crítico es una de las macro-competencias que ha recibido una atención especial en educación en los últimos decenios. Este pensamiento se ha definido con diversos enfoques y significados. “Pensar de manera crítica se relaciona con la amplitud mental para reflexionar, argumentar, analizar, inferir, tomar decisiones y evaluar consecuencias sobre cualquier tema, contenido o problema, apoyándose en estándares intelectuales como claridad, exactitud, precisión y relevancia”(Patiño 2014:12).
Si bien el pensamiento crítico como práctica tiene sus orígenes en la época socrática; es a partir de la Teoría Crítica de Habermas (1987) que se puede realizar la distinción entre el concepto de racionalidad instrumental, que se relaciona con el cálculo de los medios y el uso de técnicas que nos sirven para conseguir un fin, y el de racionalidad comunicativa, que está abierta al argumentación dialógica con los demás para encontrar consensos y llegar a acuerdos que favorezcan la vida de los representados en la comunidad del diálogo y no solamente a los intereses de unos pocos ( Patiño,2014). Si bien el primero ha contribuido a construir la civilización desde el punto de vista tecnológico y económico, los resultados de esta racionalidad -usada de modo privativo y absoluto- también ha gravitado en el desarrollo de conflictos bélicos, terrorismo, desigualdad económica y social, inopia y la devastación del planeta, al punto que, si queremos sobrevivir como especie, la racionalidad instrumental debe supeditarse entonces a consideraciones más profundas de tipo ético.
La capacidad de cuestionar la racionalidad instrumental es, a su vez, un ejercicio racional y ético identificado con el pensamiento crítico, entendiendo en este contexto la criticidad según lo planteado por Patiño como “la tendencia que impulsa a las personas a dar fundamentos de sus propios actos, postulados y creencias, lo cual debe ir más allá de los límites de una simple justificación, pues implica la capacitad de defender sus propia postura, a través de los mecanismos de la argumentación dialógica sobre la base de estándares y criterios de justificación”(Patiño, 2014:34).En este contexto la criticidad, se caracteriza por su carácter dinámico y permanente dentro de la vida racional, lo que es refrendado por Morín (2001) quién establece que la racionalidad crítica examina en forma permanente la relación entre los argumentos planteados y los datos empíricos que los sustentan, siendo humilde y tolerante para reconocer sus propias limitaciones, con una racionalidad abierta y global y considerando de modo natural elementos éticos en su desarrollo. En este último punto es donde profundiza Nussbaum (2012) en su texto “Crear capacidades: Propuesta para el desarrollo humano” estableciendo que al desarrollar el dinamismo de criticidad o la racionalidad comunicacional se promueve la capacidad de los sentidos, la imaginación (pensamiento creativo) y el pensamiento crítico propiamente tal; relevando el papel que tiene en la educación -lo que la autora denomina como Pedagogía Socrática-.
En síntesis, el ejercicio del pensamiento crítico tiene alcances que van más allá de la formación y desarrollo de competencias, siendo la base para “el ejercicio de la libertad,de expresión política y artística, para formarse la concepción del bien y reflexionar críticamente sobre la concepción y desarrollo de su propio devenir vital” (Nussbaum, 2012:53)relevando el ejercicio del análisis y la argumentación, en el examen de uno mismo, el valor del diálogo y el respeto. Colocándose como unos de los centros de nuestra de acción educativa.
Bibliografía
Morín. E. (2001). Los siete saberes necesarios para la educación del futuro Paidós Studio. Barcelona, 2001.
Nussbaum, M. (2012). Crear capacidades. Propuestas para el desarrollo humano. Barcelona, Paidós.
Patiño.I. (2014).El pensamiento crítico como tarea central de la educación humanista. Disponible en http://www.scielo.org.mx/pdf/peredu/v34n136/v34n136a3.pdf.[Consultado el 15 de enero de 2016